Champagnes Vintage

La experiencia es fundamental para crear un gran champagne, pero la naturaleza también puede contribuir al hábil trabajo del enólogo, el vinatero y el maestro bodeguero. Todos estos factores combinados dan lugar a la creación de excelentes cuvées, champagnes añejos que crean un impacto duradero y memorable en la historia de la Maison.

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Champagnes Vintage

MUMM, EXCELENCIA POR NATURALEZA

Con una extensión de más de 30 000 hectáreas, la región vitivinícola de Champagne goza de un clima muy específico que oscila entre importantes heladas durante la temporada de invierno y una excelente exposición al sol en verano. Estas condiciones conservan la finura de las uvas y les permiten alcanzar una madurez óptima. Además, ayudan a esculpir la personalidad de los vinos Mumm y determinan su complejidad. Las características del terruño, la diversidad de sus suelos y las especificidades de su clima, junto con la experiencia de la Maison, permiten crear vinos únicos y llenos de carácter cada año.

A ello hay que añadir su meticuloso almacenamiento en las bodegas de Mumm, que les confiere una extraordinaria paleta de sabores y aromas que reflejan la riqueza del terruño. Para elaborar la mezcla final, el maestro bodeguero se inspira en este abanico de vinos distintivos para producir champagnes que muestran la excelencia y el estilo único de la Maison.

Cuando todas estas condiciones se conjugan en una cosecha excepcional, el maestro bodeguero puede tomar la decisión de seleccionar solamente vinos de un solo año para crear la mezcla. En tal caso, estos vinos se dejan envejecer durante al menos tres años con el fin de desarrollar todo su espectro aromático. Estos notables vinos, conocidos como «Millésimés» —también champagnes de añada o vintage— se convierten en verdaderos hitos de la historia de la Maison.


MUMM VINTAGE, SÍMBOLO DE UN ESTILO DE VIDA

Estas cuvées legendarias son el testamento de su era y reflejan el espíritu del terruño. Mumm Millésimé 2012 tiene reminiscencias, con sus sabores vivos e intensos, del clima caprichoso del año, el cual se caracterizó por fuertes heladas y abundantes lluvias primaverales, una floración fresca y húmeda en junio y un final de verano particularmente cálido. Todos estos fenómenos, en su conjunto, dieron lugar a una cosecha limitada pero sobresaliente. El resultado es un vino intenso y magníficamente equilibrado que combina los aromas de fruta blanca y de cítricos de la Pinot Noir con el cuerpo redondo y voluptuoso de Chardonnay Côte des Blancs.

La añada de 2008 fue el fruto de un año con un clima estable, a pesar del verano particularmente lluvioso, y revela aromas de fruta amarilla combinados con ricas notas de hojaldre dulce que se extienden al paladar antes de dar paso a una agradable mineralidad.

De las cosechas que han marcado las últimas décadas, los champagnes vintage de 1995, 2006 y 2009 son cuvées atemporales y algunas de las más cotizadas entre los expertos.

Los champagnes vintage de Mumm, llenos de carácter y emoción, merecen ser acompañados de una comida que esté a la altura de su excelente calidad. La añada de 2008 combina a la perfección con sabores dulces y salados, como el foie gras frito y la mermelada de albaricoque o la carne de caza servida con membrillo caramelizado, mientras que la añada de 2012 se complementa mejor con pescados y mariscos o un postre ácido y afrutado que enfatizará su frescura y mineralidad.

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